Pertenecer a una familia de clase obrera en los años 60-70 junto a escasos recursos familiares, marcaron la vida educacional de Miguel.
Era un niño brillante, inconformista… y de los que llamamos difíciles. Iba al colegio como una obligación extrema ya que no le motivaba, ni lo que le contaban, ni los métodos, ni los profesores autoritarios que tenía. Siempre que podía, hacía «novillos». Era un alma libre en aquella época.
En su familia, la educación fue a la antigua usanza, de la de alpargata “pa arriba”, alpargata “pa abajo” de su querida abuela Isabel . Muchos de sus conocidos de barrio se perdieron en el camino del alcohol y la droga, pero Miguel, quizás por suerte, quizás por su forma de abrazar la vida, siguió adelante sin acabar los estudios, y se puso a trabajar a la temprana edad de 14 años.
Podemos decir, sin el menor atisbo de duda, que su educación y su vida la han conformado la calle y el trabajo duro.